2 de junio de 2012

Litle Miss Sunshine.

La poco agraciada pequeña clavó las pupilas sobre las de su abuelo, que también la observaba a través de sus gafas, de hace ya un tiempo. Ella descansaba en la cama del hotel en el que habían parado. Estaban viajando tanto solo por ver cumplido el sueño de la niñita. Quería ganar un concurso de belleza, quería sentirse hermosa, una super estrella, como las que salían por la tele. Y entonces llamó la atención del anciano, y pronunció la siguiente pregunta:
—Abuelo, ¿soy guapa?
Y la pequeña de gafas pasta, dientes separados y una barriguita considerable esperó impaciente a la respuesta de su abuelo, el que no tardó en responder.
—Eres la chica más hermosa en el mundo.—dijo sin dudarlo.
Su nieta sonrió, e iluminó sus ojos con ese brillo de alegría, que demostraba que efectivamente, era la chica más hermosa del mundo.



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