4 de agosto de 2014

Icarus syndrome

Miedo.
 De ese miedo que no es muy intenso pero que se va haciendo mas fuerte con el tiempo. El que se cala en los huesos, el que se queda dando vueltas al rededor de tu cabeza. El que no se olvida.
 Tengo miedo.
 De ilusionarme. De esperar "demasiado" y recibir "demasiado poco", de acabar en números rojos, de congelarme porque creía que me encontraría mucho más sol. No quiero que esto resulte insuficiente, no quiero que mis sueños se queden en solo sueños. 
Tengo tanto miedo,
 tanto que más que alertarme me encierra en una habitación, sin ventanas, ni luces, con paredes negras teñidas por la oscuridad. No me permito que mis expectativas suban del 0, porque eso significaría poder estar bajo cero, y como he dicho no quiero más hipotermias. ¿Y si me va bien? Y me puede ir mal, y en ese caso prefiero ignorar como me irá.
Tengo miedo, mucho miedo.
 No es el miedo de las películas de terror. Es más bien cuando haces cola un día entero para comprar el libro que querías y que al final la cola resultara mejor que el propio libro. Es como cuando te columpias hasta llegar lo más alto posible creyendo que llegarás lejos. Y que al final saltes y lo único que consigas sea rasgarte las rodillas.