22 de octubre de 2011

Me cansé ya de todo. Estoy harta de sentirme fea, de llorar encerrada en mi cuarto, de que mi mp4 esté lleno de música triste. Odio esta sociedad, en la que al parecer tienes que aparentar ser perfecto para ser aceptado. Mi vida es un auténtico desastre, no hay nada salvable, solo sigo respirando por solo el echo de ver como continúa esta historia. A mi hada madrina al parecer la secuestraron, y mi príncipe azul se ha marchado con la princesa del pueblo vecino. ¿Qué me queda? Soy por dentro y por fuera espantosa, no caigo bien a nadie, y para rematar, no hago nada a derechas.
Menuda mierda.
Esto lo escribo con una lágrima recorriendo el teclado y un corazón enfermo de odio.

15 de octubre de 2011

Queridos reyes magos...

Esta carta no la he escrito yo, si no mi hermana pequeña de 6 añitos. 

Queridos reyes magos:

Este año he sido buena, me he bañado cuando mamá me decía y me he comido las cosas verdes (verduras). Este año no quiero nada para mí, así que no me traigais nada porque no lo quiero.

# Quiero que mi hermana no se queme la espalda este verano.
# Quiero que los padres de Paula (una amiga suya) dejen de estar tristes.
# Un novio para mi hermana.
# Unas gafas de sol nuevas para mamá ya que las otras se las comió el monstruo del armario (las rompió ella jugando)
# Que papá no se meta en las cosas de mamá.
# Lo último que quiero es que los regalos que me ibas a dar a mí se los des a los niños de abajo (Se refiera a África)

No voy a poner mi nombre por que sabéis quién soy.

P.D: Quiero un poni.

{#} Sueños


El patio estaba lleno de gente, alumnos del internado y los padres de los nuevos alumnos junto con sus hijos, entre ellos estaba yo. Todos poseían algo especial, un poder que los diferenciaba del resto del planeta y para mi sorpresa eran tantos que parecía una reunión de fans de Star Wars. La mayoría estaban abrazados a sus padres, llorando y pidiendo que los llevaran de nuevo a sus casas. Para ser sinceros, nadie quería estar allí, un internado siempre ha sido sinónimo de residencia del mal, y si encima se trataba un internado que trataba de dejarte allí el resto de tu vida por haber nacido diferente, te entraban ganas de llorar. Mi hermana pequeña agarró con más fuerza posible la mano con la que me cogía. Casi se me había olvidado que estaba ahí. Mi hermana tenía un poder especial, era mucho mejor que el mío y con diferencia. Ella era capaz de transformarse en lo que quisiera, desde un plátano a un mono. Este poder le habría ayudado a escapar cuando los del internado vinieron a buscarnos, si no hubiera estado abrazada a mí todo el tiempo. Yo era como una madre para ella, ya que la nuestra nos abandonó a nuestra suerte en un callejón de un barrio con la mayor concentración de robos, y si no llegara a ser por mí, que entonces tenía unos cinco años y la experiencia suficiente en el mundo como para coger a mi hermana en brazos y llevarla a un orfanato, ahora estaríamos muertas. Pero en este momento de mi existencia, prefería estar muerta, y no aquí, temiendo por el resto de ella. Los padres fueron empujados por los mismos trabajadores que nos trajeron aquí, y los llantos aumentaron. Millones de "papá", "mami" y "no te vayas" se gritaban por todo el patio. Mi corazón se estremeció y abracé a mi hermana con un brazo, esperando que no me la quitaran de los brazos. Nos empujaron a todos los niños hacia el interior del edificio, y sentí como alguien tiraba de mi hermana y la tiraba al suelo. Los empujones de los trabajadores eran tan fuertes que ni pude pararme a ayudar a mi hermana entre la multitud, perdiéndola de entre mis manos, deseando la muerte y llorando de una manera nunca experimentada por ningún ser. Grité de pura agonía, mientras el gentío me elevaba del suelo por la presión y me alejaba de la única razón de seguir viva. ¿Dónde estaba? ¿Dónde se quedó mi gran única?

Este sueño (más bien pesadilla) me hizo sufrí más que nada, fue hace mucho tiempo, y solo me acuerdo de pequeñas cosas. Sólo digo, que al despertarme, tenía la cara llena de lágrimas y los ojos rojos.