30 de agosto de 2016

Home is such a lonely place without you

No es solo decir "adiós" lo que duele. No son los abrazos, ni los besos o los "tenemos que volver a vernos". He descubierto que la ausencia no es tan horrible como esto. Me arden las pupilas al pensarlo, se contraen mis válvulas cardiovasculares, mi sangre se congela en el tiempo. No hay nada más sincero que las despedidas. No hay nada más perjudicial que el pensar demasiado. Pienso en los planes que no se pudieron hacer, en los que se llevaro a cabo pero no volverán a repetirse. Pienso en esa sensación de deja vu incompleta, en un vacío irremplazable. Y me mata. 
Me mata porque al final del día soy solo yo. No importa lo mucho que lo intente, todos se van. Porque por desgracia nada es para siempre y me empeño en andar de cara al viento.