17 de julio de 2013

Blanda ante una realidad dura.

A saber lo que habrá tenido que aguantar mi almohada. La he empapado de agua, no sólo dulce, de sueños rotos y pesadillas, y ella aún así me da calor y frío cuando lo necesito. Dormí sobre ella y también la machaqué con mi insomnio y mis constantes vueltas en la cama. Se ha adaptado a mi increíble cabezón, y eso es algo que realmente agradezco. Me ha visto abrir ese cajón, el primero de la mesilla de noche, y me ha visto sangrar en pequeñas cantidades. Ha sido mi apoyo durante todas esas tardes donde estaba cansada de todas las maneras posibles y a pesar de todo estaba tan blandita que me quería morir. Se ha manchado de rímel, pintauñas y otros elementos no identificables. 

Siempre tuya, mi querida almohada.  

14 de julio de 2013

Nunca me veo bien del todo, no sirvo para nada, y así no me va a querer nadie.

Nunca, nada y nadie son las palabras más fuertes y dolorosas que se han podido inventar.
Porque, "nunca" es tan radical. Rompe toda mi fe, mis esperanzas, siento que mis sueños se van volando a Nunca Jamás, ¿me entiendes?
Y "nadie", quizás eso duela mucho más que quebrar cuentos. "Nadie" conlleva a estar sólo, a pelearte contigo mismo, a volverte loco con tus propios pensamientos. Cada vez que lo pienso se me encoge el corazón, mi mayor miedo es a ese "nadie", a esa soledad absoluta que amenaza con invadirme. 
¿Y que somos sin nadie? Nada, otra palabra más que apuñala cada vez que aparece. Esconde tantas cosas, y arrebata otras cuantas más. Oculta una respuesta a un "¿qué te pasa?", y te quita prácticamente todo, porque ese es su significado. Pasar de todo, a nada.

2 de julio de 2013

Sentimos las molestias.

¿Tienes un minuto para dejarme respirar? Porque estoy cansada de tantas cosas...
Simplemente creo que algún día moriré agotada de limpiar tanta mierda de mis ojos y mi cabeza. ¡Ayuda! 
Estoy cansada de padres que no me valoran, de padres que no me conocen a pesar de estar conmigo desde mi primer año de vida. Estoy cansada de ser yo siempre la que lo haga todo mal, la que toma las malas decisiones y la estúpida que estropea lo que toca.
Estoy cansada de mentiras, de no saber la auténtica cara de las personas, de no saber si caigo bien o mal, si voy correctamente vestida o si me lo creo demasiado por la forma en la que miro.
Estoy hasta donde no quiero decir de ser "la que quiere llamar la atención", la falsa, la mala persona, la que estorba del resto del mundo.
Socorro.
Lo que más me duele de verdad, lo que más fuerzas me quita es que nadie se tome la molestia de preguntarme si hay algo más a parte de lo que estoy contando, como me siento, si tengo ganas de llorar. Entiendo que preguntar "¿qué tal?" y que no sea "bien" la respuesta es algo a lo que nadie está dispuesto.
Y mamá, me encantaría que vinieras aquí, me abrazarás y me hicieras creer que el mundo es un poco mejor. Me encantaría inundarme de tu olor a jabón y consolarme en tu hombro, pero la verdad es que prefiero ahorrarte las lágrimas, porque sé que eres de las pocas que lloraría conmigo, en lugar de hacerme reír, porque las dos somos así.
Hasta luego.