2 de diciembre de 2011

Un poco de sinceridad encima de esta mentira.

Para empezar, odio los lunes y los martes, los miércoles se hacen insoportables, y los jueves se agradecen de vez en cuando. Los viernes me levantan la moral, los sábados los amo y los domingos me traen de nuevo a mi miseria. Me despierto todas las mañanas soltando "vaya mierda de vida".
A veces puede parecer que algo no me importe, pero en mi interior puedo estar llorando, riendo, celosa o enfadada, pero nunca se lo diré a nadie, es mejor callárselo.
Odio la gente que intenta hacer que es humilde, a ver, NO FINJAS SER ALGO QUE NO ERES. Si eres vanidoso, pues lo eres, y punto. Si lo que realmente quieres es que te digan lo guapo que eres, existen los espejos.
Los tacones me matan, son mejor las deportivas o botas, mucho más cómodas.
Puede que no llegue a entender ciertas cosas, pero eso no quiere decir que sea tonta en todo lo que haga, como cualquiera, se hacer cosas bien.
No me gustan las promesas incumplidas, si sabes que algo no lo vas a poder hacer, no lo asegures, suele sentar mal.
Que si, que lo sé. Soy invisible, de los pocos seguidores que  tengo, ninguno estará leyendo esto. Que las puertas automáticas no se abren al pasar yo, que las cámaras de la X-Box no me reconocen, y mis profesores no se saben mi nombre aún. Soy la perfecta definición de inexistente.
Pero a pesar de todo, soy humana, y como comprenderán, yo también necesito desahogarme.


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