4 de mayo de 2018

cómo procrastinar

Hay un charco frente a mi ventana, pero no consigo ahogarme en él. Y el sol se acerca a mis hombros pero no me calienta, solo me quema. Es como si corriera contra el viento y me hiciera menos fuerte. Abro la ventana y me pongo encima una manta, porque hace frío y me niego a cerrarla. Al menos oigo a la gente pasar, coches corriendo contra el asfalto, y el silencio de un muro blanco y húmedo. Quiero pensar que ya es verano, que por fin somos libres. El charco sigue ahí, creando goteras sobre las cabezas de otras personas que no soy yo, siendo que por dentro sigo podrida.

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