20 de diciembre de 2016

Diecinueve odas, diecinueve años.

Debido a la gran cantidad de negatividad y mierda a la que me veo expuesta a diario, he decidido que las 22:57 de la noche es una buena hora para hacer una pequeña reflexión y buscar todos esos pequeños rayos de sol que parecen esconderse estos días. Así que esto es una

oda a la tecla de espacio de mi ordenador, la cual produce un sonido bastante curioso.
oda por los kilos de más que he ganado comiendo turrón.
oda a los niños vestidos de pastorcillos y ovejas en Navidad.
oda por ser medio lingüista y saber que el género no marcado en español es el masculino y que por lo tanto, se utiliza para formar el plural.
oda a la "tolerancia".
oda por mi indiferencia, mi burbuja.

oda a mi madre, porque con ella empezó todo.
oda a mi padre, gran filósofo casero, mejor lector y crítico.
oda a mi hermana, por hacerse mayor tan rápido.
oda a escribir esto con un gato encima.
oda a mi novio, porque es un gran partido.
oda por quien me conoce, menudo mérito.

oda al sol, por salir todas las mañanas sin importar lo cansado que esté.
oda por estar viva.
oda por una buena vida, ya que —por desgracia—  no se te garantiza al "estar viva".
oda al invierno, la primavera, el verano y el otoño.
oda por la lluvia poniéndome a prueba en todo momento.
oda por poder comer lo que queramos.

Oda a mí, a quien soy y lo que llegaré a ser. Porque de estas diecinueve, es la que más me ha costado entender.  


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