23 de julio de 2015

Entre el corazón y la cabeza me dejé llevar por el estómago.

Dime que solo yo, que sé cómo hacerte sentir de esa manera. Dime que soy especial, que me has buscado y no has logrado encontrarme. Corrígeme, porque creo estar equivocada. Es erróneo que nos hayas superado, ¿es todo mentira no? En realidad somos como la Luna y el Sol, reemplazando el uno al otro. No sé lo que piensas, ¿pero seré yo tanto como tú eres mio? Mis pensamientos. La única parte de ti que me queda, la única que puedo decir que me pertenece. Y he visto que te has mudado, ya no te encuentro donde solía encontrarte. De hecho, no hago más que encontrarme, estamparme contra estas paredes. 

Dime que no me has olvidado, las canciones que escuchábamos juntos siguen reproduciéndose. Dime que el tiempo ha pasado pero que no ves venir el día en el que estemos en la misma habitación. ¿Estabas bromeando verdad? Cuando dijiste que tenías los ojos puestos en otra. ¿Verdad que sí?

Al menos te pido que me des tiempo. Que me decepciones con cuidado, despacito, porque estoy frágil. No tan frágil como para salir volando de aquí, ojala. Sí lo suficiente como para que me cambies de sitio y desvanezca en el intento. Avísame, que suenen las sirenas, no me importa si estoy durmiendo. Demasiados simulacros me han dejado con insomnio. Estoy lista. Así que decepcióname. 

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