16 de noviembre de 2013

Romper a llorar significa que todo está hecho para quebrarse.

        Este día lo recordaré como el día que perdí la fe. El día en el que descubrí que nada es lo que parece, y todo esto en el peor de los sentidos. Hoy será para mi algo así como el comienzo de las "pinturas negras" de Goya. Y, si mi alma aún no me ha abandonado lo hará pronto. Y, si la esperanza es lo último que se pierde yo ya no la encuentro. Porque cuando finalmente la realidad llama no pide permiso para entrar, si no que, cuando echas la llave y cierras la puerta, una ventana se abre, una ventana que la que fría e invisible como el viento, triste realidad, atraviesa.
       ¿Qué son todas esas hadas ahora? Frases, personajes y magias sin sentido que utilizaron algún día como moraleja, como camuflaje de lo terrible. La gente se equivoca al temer al tiempo, al aterrorizarse por un par de años más. Deberían vivir con miedo de abrir los ojos, de ver como es el mundo que le rodea en realidad. Y yo, como ellos, no era consciente de qué me perseguía hasta que me atrapó."Mi triste verdad golpea fuerte al escudo de mentiras piadosas bajo el que me arropaba": título de periódico, letras de neón de mi cabeza, grabadas a partir de hoy. Cierro los ojos, y donde antes veía películas imaginarias ahora solo veo la oscuridad de mis párpados. 
        Consuélame, trata de arreglar este dolor con simples tiritas, que el daño está hecho. Una vez que lanzas la piedra, te han mentido, no puedes permitirte el lujo de esconder la mano. Una de cal y otra de arena, una de arruinar y otra de "no te rindas, sueña".

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