26 de junio de 2023

Fracasada.

Siento como fracaso. Día a día, los minutos. Tomo decisiones que me llevan al fracaso. Mi cuerpo se ablanda, mi mente se nubla, las palabras se marchan y el pecho se hincha. Poco a poco, siento como fracaso. La decepción, el dolor ausente, el estrés pasivo de ser lo que me corrompe y tener en mis manos el antídoto del veneno. 

El veneno. El veneno soy yo. ¿O no? 

Me levanto, me acuesto, pero no avanzo. Sigo sintiendo que esto no funciona. Disfrazo pequeñas victorias de grandes pasos, pero no estoy llegando a ningún lado. No me muevo, solo cambio de lugar. Quizás ni si quiera eso. 

Es que tenía tantas grandes expectativas por la Elena del futuro. Quería ser alquien, quería cambiar el mundo. Pero aquí está, dejando en pausa todo mi trabajo. Dejando de lado sus sueños por cosas que no sabe ni si funcionan, o si deberían seguir funcionando. Con dolor de muñecas, dormidos los brazos. Un cuello avanzado, angustioso. Una cabeza gacha, espalda encorvada. 

Cada mañana despierto pronto por miedo a que el tiempo me pille. Pero abro los ojos, son las 9 de la tarde y mis sueños siguen siendo bruma negra, arena disuelta que no soy capaz de guardar en ningún lado. 

Paso a paso, paso a paso. Elena, ve paso a paso. 

¿Y a dónde voy? ¿Con qué fuerzas? ¿Cómo lo hace el resto del mundo? No sé hacerlo. No sé ser así de fuerte. No tengo esa fortaleza, ni voluntad, ni potencia. No tengo nada. Me canso, bostezo a la 1 de la tarde, como por inercia, ando por costumbre. Interpreto un papel que se pega a mis costados, que ya no soy capaz de dejar atrás. 

Qué estoy haciendo. Qué me está pasando. 

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