27 de abril de 2017

Unforgettable

A veces se me olvidan las cosas.

Hoy he tenido un sueño tan bonito, de esos que quieres con todas tus fuerzas que no se borren al despertar.

Ahora si me esfuerzo creo que lograré contarlo.

Llovía mucho y no había techos que me refugiaran.  Llovía tanto que el agua y el viento habían arrancado las pareces de los edificios y se habían inundado todos los paseos. El mar  estaba grande y amenazador, rugía con hambre porque hacia tiempo que no llovía así.   Nosotros estábamos dentro de unas ruinas algo bien conservadas y quisimos creer que eso sería suficiente. Pero no. Vi como varios volaban, se iban corriendo por miedo. A otros se lo llevaban los ríos instantáneos que la tormenta había creado. Estaba oscuro, no había ninguna luz, así que me enseñaste cómo ver las estrellas. Les hice una foto porque no quería olvidarme de ellas cuando me despertara.
Parecía que íbamos a quedarnos así para siempre y entonces vino alguien que no me esperaba, me cogió del brazo y me sacó de allí en contra de mi voluntad. Pensaba que era una especie de complot, pensaba que este sueño iba a convertirse en pesadilla, como siempre pasa con mis sueños bonitos. Creía que no volvería a ver las estrellas y que jamás vería una lluvia igual. En realidad fue verdad, pero más tarde descubriría cual era la verdadera razón.
Desde que me sacaron de aquellas ruinas no paramos de correr, yo sin saber hacia dónde. Él siempre me compraba helados en todas las estaciones y me ayudaba a subir a todos los trenes. Cuando había que tirarse a nadar, siempre saltaba primero para asegurarse de que cuando yo lo hiciera no me ahogara. Me acompañaba o más bien yo le acompañaba a él. Era una relación extraña pero me gustaba que fuera así.
Sé que me repetí una y otra vez algo que debía buscar cuando me despertara. También sé que no me podía olvidar porque le olvidaría a él. Era el título de una canción o de una película. Decía algo de no olvidar los recuerdos que nos importan, y era la clave para poder entender por qué me había sacado así de la lluvia. Él me recordaba esas cinco o seis palabras constantemente, como si en realidad se tratase de un 'te quiero'. Aunque cada vez que lo decía sabía que esa era su forma de quererme.
Llegó un momento en el que mi sueño se convirtió en pesadilla y lo perdí. No se si se fue o alguien se lo llevó. Lo que si se es que todo era casi tan negro como el interior de una cueva, y que a pesar de ser un sueño, olía mal. Después de eso poco a poco el negro de las paredes se transformaba en el negro de mis párpados.  Todo se difuminaba y desaparecía a medida que recobraba el sentido. Me repetí una y otra vez lo que no debía olvidar, cinco o seis palabras demasiado reales como para no poderlas llevar conmigo.

Ahora estoy despierta y no me acuerdo ni de la lluvia, ni de las estrellas. Ni si quiera de aquellas cinco o seis palabras.

merci, merci, merci

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