24 de septiembre de 2014

Anatomía de una extraña.

Se mira al espejo. Ojos redondos, pequeños. Nariz, aire dentro, aire fuera. De repente para. Suelta un gran suspiro. Aire dentro otra vez. Y abre la boca, y vuelve a dejar que el aire escape, deja que sus dientes arañen el dióxido de carbono, dejando su marca en el mundo. Barbilla, baja, indecisa. ¿Qué debería hacer ahora? Sus manos caen muertas a ambos lados de su cadera. Y se mira a sí misma. Como si estuviera mirando a través de la ventana. Y comisuras hacia abajo. Y mejillas manchadas de negro, pupilas a juego. Juega a adivinar cuanto más podrá aguantar así. Mirándose. Pecas, lunares, arrugas. Cicatrices del tiempo, marcas de nacimiento.

 ¿Por qué es tan duro? 
¿Por qué siente la necesidad de apartar la mirada? Mirada. Mirarse. No hace más que mirarse.
 Pero es como si no fuera un espejo. Es un cristal. Una extraña la observa.
 ¿Quién eres? 
 No sonríe.
¿Quién eres?
 Su pecho se hunde y aumenta de golpe. 
¿Quién eres?
 Aprieta los puños.
 ¿Quién eres? 
Coge las tijeras.
 ¿Quién soy? 
El espejo se rompe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario ♥