17 de julio de 2013

Blanda ante una realidad dura.

A saber lo que habrá tenido que aguantar mi almohada. La he empapado de agua, no sólo dulce, de sueños rotos y pesadillas, y ella aún así me da calor y frío cuando lo necesito. Dormí sobre ella y también la machaqué con mi insomnio y mis constantes vueltas en la cama. Se ha adaptado a mi increíble cabezón, y eso es algo que realmente agradezco. Me ha visto abrir ese cajón, el primero de la mesilla de noche, y me ha visto sangrar en pequeñas cantidades. Ha sido mi apoyo durante todas esas tardes donde estaba cansada de todas las maneras posibles y a pesar de todo estaba tan blandita que me quería morir. Se ha manchado de rímel, pintauñas y otros elementos no identificables. 

Siempre tuya, mi querida almohada.  

1 comentario:

  1. Creo que mi almohada es mi mejor amiga. Precioso el texto, en honor a alguien que realmente está ahí cuando la necesitas.

    ResponderEliminar

Gracias por tu comentario ♥