Todo estaba borroso, suele pasar cuando dejas las cosas claras. Me dolía el pecho, quizás porque no paraba de subir y bajar arrítmicamente, sin sentido. Mis dedos temblaban, te buscaban. Y solo tocaban aire, un fantasma que mi memoria se empeñaba en revivir. Se me olvidó. Se me olvidó todo lo que temía olvidar y mis pesadillas vinieron a convertirse en realidad. No quiero no estar a tu lado. Ven. Quédate. Vete joder, vete de mis costados, de mis mañanas y mis noches.
Negaba con la cabeza lo que una vez acepté de corazón. Cerré los ojos por miedo a abrirme y salir herida. Y me di la vuelta, te di la espalda. Mis dedos temblaban, buscando mis manos. Y así me escondía. De la verdad, de lo que sea que me había golpeado tan fuerte.
Lloré, coño, lloré como una niña pequeña, como las nubes cuando no pueden ver el sol, como cuando escuchas esa canción un domingo, como yo sin ti para siempre.
Muy bueno eh, logras darle un buen sentido.
ResponderEliminarSigue así tesoro y Poetate bien, besos.
Muchas gracias amor! Un placer que te haya gustado.
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