Odio ese tipo de
sentimiento. Odio que al terminar un libro termine de una manera totalmente irreal. Odio que
el resto del mundo sea feliz menos yo. Es tan…frustrante. Porque ya nadie se
acuerda de lo real, de que las hadas no existen, y menos los príncipes azules.
Ahora todos viven en su propia historia, todos creen en algo, pero ¿yo? A mi
¿qué me queda? No creo en nada, ni en la luz ni en la oscuridad, ni siquiera en
un principio o en un final. Lo único en lo que tengo algo se esperanza es en
que mi futuro se verá lleno de gatos y bancos solitarios.
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