Si tuviésemos que contar la cantidad de extraños con los que cruzamos a lo largo de nuestra vida acabaríamos pensando que solo somos la última mierda del universo.
Gracias a dios a nadie se le ha ocurrido de momento, así que nuestro ego permanece intacto. Seguimos siendo especiales, con talento, únicos. ¿No?
No lo sé, pero te miro y me pregunto a cuántos extraños habré tenido que desechar para llegar a conocer tus ojos.
Me dices que eres uno más del montón, y por un instante se me olvida que somos solo granos de arena, y te recuerdo que juntos formamos algo tan bonito como la aurora boreal. Que por algún motivo el destino existe, y eso hace que me sienta un poquito más importante.
Recalcas lo insignificante que es tu presencia, y no puedo evitar sentir como mi corazón se contrae de golpe y se vuelve un poco más pequeñito. Siempre he odiado que no valoraran lo que para mi suponía respirar.